viernes, 6 de octubre de 2017

LA INTRUSA (1954)




Evangelina Elizondo falleció el pasado lunes 2 de octubre, y estoy seguro que la mayoría de la gente la recuerda por dos trabajos de ella: el doblaje que hizo para Disney, dándole la voz a Cenicienta en 1950; y como mamá Elena en Mirada de Mujer (1997), pero la carrera de la actriz va mucho más allá que un doblaje y una telenovela.



Entre las cintas en las que participó se encuentra "La Intrusa", el objeto de la reseña de esta ocasión. Para hablar de esta película es hablar de Caridad Bravo Adams, quien se le puede considerar como clásica escritora mexicana, quien escribió para radionovelas, tan populares que fueron adaptadas la mayoría al cine y otras ocasiones para telenovelas. La Intrusa fue una de esas historias radiofónicas llevas a la pantalla grande bajo la mano de Miguel Morayta y la producción Fernando de Fuentes.

Bravo Adams cultivó un estilo en el cual introdujo arquetipos que con el tiempo se convirtieron en estereotipos, aunque todas sus novelas narraban circunstancias distintas entre sí, en todas tenían muchos puntos en común y La Intrusa no se salva de ello.



Los encargados de adaptar la radionovela al cine fueron los dramaturgos Paulino Masip y Alejandro Verbitsky, cuya historia cuenta sobre Gabriela (Rosario Granados), una dulce e inocente joven que vuelve a su pueblo natal después de haber concluido sus estudios, entonces empieza a atravesar una serie de desventuras para lograr materializar su relación con Raúl (Eduardo Fajardo). Primero el hecho de Raúl al ocultarle su verdadero origen, perteneciente a una de las familias más ricas del pueblo, empresario que viaja entre la hacienda y la ciudad de México; luego el acoplamiento a su nuevo círculo social y familiar; pero el colmo fue la relación con su concuña Tania, una mujer tóxica, hipócrita, soberbia y caprichosa.




Es Tania, precisamente el personaje que se roba toda la trama, se convierte en el foco de atención, como si fuera la protagónica. En medio de elementos característicos de las novelas de Bravo Adams, la llegada de la dama en problemas, el pueblo, los adinerados, el pecado, castigo y premio; Evangelina Elizondo interpretando a Tania imprime mucha fuerza a su actuación, cada mirada, el tono de voz, el lenguaje corporal, amerita que nuestras miradas se fijan en ella, que de hecho ese es el punto de Tania, porque ella está ávida de atención emocional, erótico y sexual, por tanto debe provocar emociones en el público, Elizondo lo sabe y lo hace a la perfección, se deja odiar, en algún momento se deja envidiar, pero también nos puede tentar a buscar a alguien así para tenerla, poseerla, o cachetearla por ser tan caprichosa, por ser un despreciable ser humano.
                                     


Al contrario de Rosario Granados, aunque la protagónica sea dulce, candorosa e inocente, por no decir estúpida, la actriz debe imprimirle fuerza, presencia, gallardía, para que sea entrañable y el público la guardemos por siempre en nuestros corazones y mente, pero no sucede así; Bravo Adams dibuja así a Gabriela, y podemos decir que se merece ser tratada por Tania de esa manera, por mensa, pero aún así, Rosario Granados pareciera que tiene atole en las venas, como si tuviera flojera de actuar, como si no se hubiera enamorado del guión y sólo hizo la cinta por la llana razón de ganar un sueldo.



Evangelina Elizondo en esta ocasión es todo el ejemplo de lo que dicen por ahí "las villanas son las que se divierten" y se nota que la actriz en cuestión lo hizo durante la filmación junto con Tania, su personaje.

Puedes ver la película completa y deleitarte con Evangelina Elizondo aquí:



LA INTRUSA

Dirige: Miguel Morayta
Escriben: Paulino Masip y Alejandro Verbitsky, de la novela de Caridad Bravo Adams
Con: Rosario Granados, Eduardo Fajardo, Evangelina Elizondo
Produce: Diana Films
México
Español, 97 min.

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