martes, 1 de agosto de 2017

UN RINCÓN CERCA DEL CIELO (1952)



Opté por Un Rincón Cerca del Cielo de Rogelio A. González, de 1952, como la primera reseña de Es Tiempo de Cine Mexicano porque es una cinta que en lo personal me marca el corazón cada vez que la miro, si me preguntan qué películas podría ver una y otra vez sin hartarme, esta sería una de ellas, tal vez soy masoquista porque cada vez que la veo lloro amargamente; lloro porque siento en carne propia lo que padece Pedro en esta historia, lloro porque a través de su mirada no pierde la esperanza de algo desconocido, lloro porque entre más oscuro es porque está a punto de amanecer.



Un Rincón Cerca del Cielo es mi película favorita de Pedro Infante porque en esta cinta podemos apreciar muchos elementos distintos al común de las cintas de la época, empezando por el argumento, que por muchos momentos pareciera que no ha envejecido nada esta película, el encuadre de las locaciones y los distintos sets nos proyectan escenarios que fácilmente podremos encontrar hoy 2017, la pobreza casi extrema, la falta de empleo, la falta de empleo, la humillación y el acoso en los centros de trabajo; vestuario que en verdad nos deprimen al ver que tal vez un familiar, un amigo, o un vecino, están sufriendo de frío por carecer mínimo de calcetines limpios, sus únicas riquezas pantalones rotos, calzones remendados y la zozobra de caer más bajo. En pocas palabras esta película está dotada de un mucho realismo, en varias ocasiones podría parecer ser un trabajo de Luis Buñuel por el manejo de todo lo técnico que envuelve a la cinta y hace que sobre salga de entre el montón.



Pero hay dos elementos importantísimos que componen el fondo de la cinta de A. González, que para mí son los puntos medulares; la fibra de Un Rincón Cerca del Cielo: el guion (la estructura de la historia) y el nivel o técnica actoral que el director implementó en cada uno de los que aquí participaron.

Hay otra cinta representativa de la época de oro del cine mexicano, muy popular y recetado hasta el cansancio por Televisa, Nosotros Los Pobres de Ismael Rodríguez (1948), que también retrata la pobreza, la injusticia social y la desigualdad social de la ciudad de México, sin embargo, las diferencias que las hacen únicas a ambas es precisamente es la narrativa de cómo y qué contar en cada escena y en general en toda la película que se parte desde el guion; y por otro lado la técnica de actuación.



En Un Rincón Cerca del Cielo, el guion determina ver a nuestros protagonistas Marga y Pedro, (Marga López y Pedro infante), sucios, roídos, rotos, maltratados, demacrados, ojerosos, quebrados, proyectado de una actuación mesurada pero impactante a través de miradas, caras largas, pálidos, ojos hundidos, manos temblorosas, la “manzana de adán” moviéndose a cada momento por tragar saliva debido a la angustia permanente, es decir, para que el público sintamos el mismo dolor que los personajes no son necesarios los gritos desmesurados, los ojos saltados a punto de salirse de sus órbitas, ademanes exagerados, gesticulaciones casi caricaturescas, lo que se requiere en un melodrama como en Nosotros Los Pobres.


Al contrario, en Un Rincón Cerca Del Cielo, el director se fue por lo realista (pero sí con sus elementos graciosos y simpatía) pero apegado a la cotidianidad de ese entonces, por ejemplo, una de las escenas conmovedores e impactantes que marca el guion es que al inicio de la historia, cuando son novios Marga y Pedro, en la calle se topan con unos payasos zarrapastrosos, sucios, con rutinas poco creativas pero que al fin atraen a la gente para pedir cooperación a través de uno de los actores fingiendo ser un perro con sombrero en la boca, “qué humillante, que denigrante, que se pongan a trabajar, primero mato antes que trabajar así” decía Pedro al verlos indignado juzgándolos sin detenerse a pensar las circunstancias que los llevaron a “trabajar” así.

Lo triste y conmovedor radica en el hecho de que Pedro, casi al final de la película, no tuvo otro remedio más que trabajar de payaso en la calle, con sus harapos y su suciedad encima y con su dignidad en el suelo junto con él, así va a gatas pidiendo dinero a la gente cuando de pronto su mirada se topa con la de Pepe, su hijo de 3 años, quien le grita “hazle como perro guau guau”, levanta aún más la mirada y ahí está su esposa, mirándolo, atónita, y la mirada de Pedro Infante es de verdadera vergüenza, podemos adivinar sus pensamientos de humillación, pero de “estamos muriéndonos de hambre, tengo qué hacerlo”, está a punto del llanto (y yo también) al estar ante su hijo de esa manera.

Si tienen oportunidad de ver esta cinta se darán cuenta que tanto Pedro Infante como Marga López están mesurados en casi toda la cinta, se alegran mucho pero no demasiado, están a punto de la hambruna, pero no gritan de dolor, están tristes por el desenlace de su historia, pero aferrándose a su interior. Es una técnica de actuación, tipo película italiana, española de los cincuentas que se le exige a Pedro y lo saca de manera natural; al igual que el manejo de la iluminación, con esas sombras que parece que poco a poco se los están devorando, la colocación de la cámara.



El argumento versa sobre un joven matrimonio humilde que por azares de la vida van cayendo más y más bajo, ¿cuántas veces nos hemos preguntado cuando tenemos problemas o crisis, que no puede caer más bajo? Pues sí, sí se puede, tanto que se puede tocar las llamas del infierno. Hay mucha población mexicana que ha vivido, o mejor dicho sobre vivido así, a falta de empleo, oportunidades escolares, acceso a medicina, a viviendas dignas, a las políticas de gobierno mal aplicadas, desembocando en una descomposición social que ha permeado hasta nuestros días.

Con Un Rincón Cerca Del Cielo, y a través del dolor de Pedro podemos darnos cuenta de que hay pobres entre los pobres, y son estos que ya no creen ni en la esperanza, ni es Dios, ni en la Fe, ni en ellos mismos, y la única salida aparente o es delinquir o el suicidio.
Esta cinta es muy importante para la época, distinta a las demás y hasta galardonada, ya que a una jovencísima Silvia Pinal que participa como una jovencita que se vende al mejor postor para salir de la pobreza, se ganó su primer Ariel en su carrera artística, como mejor actriz de soporte.

Véanla, ya que “la felicidad… la encuentran aquellos que la buscan en una lágrima porque nace de nuestro sufrimiento”, Marga López en una de las escenas de la cinta.

Para ver la película en línea, clic en la siguiente pantalla:



UN RINCÓN CERCA DEL CIELO
Dirige: Rogelio A. González
Protagonizan: Pedro Infante, Marga López, Andrés Soler
Produce: cinematográfica Filmex
Distribuye: Clasa
México, 1952

Español, 120 min.

1 comentario:

  1. Ver esta película me marcó , viví ,lloré y reí con ella .
    Es de aquellas películas de Pedro Infante que nunca se olvidan

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